Con este último valor, Gracia y Misericordia, concluimos nuestra serie de Valores Fundamentales de las Iglesias Viña.
Recibimos gracia para dar gracia
Todos fallamos, nos equivocamos y necesitamos segundas oportunidades. La buena noticia es que Dios no nos trata según nuestros errores, sino según su amor. Su gracia nos alcanza cuando menos la merecemos, y su misericordia nos da un nuevo comienzo cada día.
Efesios 2:8 dice:
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios.”
En la Viña, creemos que la gracia y la misericordia son el corazón del Evangelio. Dios nos perdonó y nos amó primero, por eso queremos reflejar ese mismo amor a los demás.
¿Cómo podemos vivir la gracia y la misericordia?
Recibir la gracia de Dios es solo el comienzo. Jesús nos llama a vivir y extender esa misma gracia a otros. Aquí algunas formas de hacerlo:
Perdonando a quienes nos han herido – Así como Dios nos perdonó, nosotros también debemos perdonar.
Mostrando compasión – A veces, una palabra de aliento o un acto de bondad pueden cambiar la vida de alguien.
Ayudando a quienes más lo necesitan – La gracia no es solo un concepto, se muestra en acciones concretas de amor.
No juzgando a los demás – Todos estamos en un proceso. En lugar de criticar, podemos orar y animar.
Recordando que Dios sigue transformándonos – Su gracia no solo nos perdona, sino que nos ayuda a crecer y cambiar.
Un llamado a reflejar el amor de Dios
Cuando entendemos la gracia y la misericordia de Dios, dejamos de vivir en el peso del juicio y comenzamos a vivir en el gozo del amor. Queremos ser una iglesia donde cada persona, sin importar su pasado, encuentre un lugar de aceptación y restauración.
Si alguna vez te has sentido indigno o lejos de Dios, recuerda esto: su gracia siempre es más grande que nuestros errores. Y así como hemos sido amados, queremos amar a otros con la misma misericordia.