Cuando pensamos en lo que significa “hacer iglesia”, todos traemos alguna imagen a la mente. Algunos recuerdan estructuras muy organizadas, otros experiencias más libres, y otros sueñan con una comunidad auténtica y con propósito.
En la Viña, creemos que no se trata solo de “hacer iglesia”, sino de ser una comunidad que refleja el Reino de Dios.
Alexander Venter, uno de los más conocidos teólogos del Movimiento Viña en el mundo, en su libro Haciendo Iglesia (Doing Church), basado en los estudios de John Wimber, nos ayuda a entender tres formas en que las iglesias suelen organizarse, tomadas de la teoría social de conjuntos. Estos modelos nos ayudan a ver con claridad lo que hemos vivido… y hacia dónde queremos ir.
1. El conjunto difuso: lo invisible o desordenado

Este modelo se caracteriza por su flexibilidad y apertura. No hay estructuras rígidas ni definiciones marcadas sobre quién pertenece o no. Las personas participan libremente, se conectan de manera informal, y no se enfatizan las normas o compromisos.
Por lo general no cuentan con pastorado, e incluso el liderazgo tampoco es bien definido. Puede ir variando quien dirige o enseña, entre otras cosas.
Es una comunidad donde se valora la espontaneidad y la libertad personal.
Fortalezas:
- Aceptación amplia de las personas.
- Relaciones horizontales, sin jerarquías marcadas.
- Mucho espacio para la creatividad y la diversidad.
Desafíos:
- A veces puede faltar claridad en los valores y visión.
- Las personas pueden sentirse desorientadas o desconectadas.
- El liderazgo tiende a diluirse o ser poco visible.
Este tipo de comunidad puede ser muy acogedora, pero corre el riesgo de perder identidad si no tiene un centro claro.
2. El conjunto cerrado: todo bajo control

Aquí, lo central es la claridad. Las creencias están bien establecidas, hay una forma específica de hacer las cosas, y se espera que quienes pertenecen se alineen con esas normas. La pertenencia está definida: estás “dentro” si aceptas ciertas ideas o comportamientos, y “fuera” si no lo haces.
Fortalezas:
- Ofrece contención, estructura y sentido de identidad.
- El liderazgo es fuerte y brinda dirección.
- Las personas saben qué esperar.
Desafíos:
- Puede volverse rígido o poco inclusivo.
- Algunas personas se pueden sentir presionadas a encajar.
- El enfoque puede estar más en “mantener el orden” que en el crecimiento orgánico.
Este modelo es muy común en iglesias históricas o movimientos con tradiciones fuertes, y puede dar mucho fruto si mantiene el amor y la humildad como base.
El problema es que muchas veces se juzga mucho a los de afuera, o quienes no siguen sus reglas o su manera de hacer las cosas. Por otro lado, puede generar mucha dependencia por parte de los asistentes hacia los pastores o líderes, y no permitir el crecimiento personal.
3. El conjunto centrado: una comunidad con dirección y vida

Este es el modelo que buscamos vivir en la Viña. En vez de enfocarnos en los bordes (quién está dentro o fuera), ponemos el énfasis en el centro: Jesús y el Reino de Dios. Las personas no se clasifican, sino que se observa si su vida está orientada hacia el centro o no. La comunidad se construye alrededor de valores compartidos como la gracia, la verdad, la transformación, y el servicio.
Intentamos que tanto el pastorado, como el liderazgo, “modelen” una vida de genuina búsqueda de seguir a Jesús, y que ese modelo sea atractivo y deseado por quienes van sumándose.
Fortalezas:
- Fomenta crecimiento genuino desde la relación con Jesús.
- Las personas pueden venir tal como son, pero con la invitación a caminar hacia el centro.
- Combina dirección con flexibilidad.
Desafíos:
- Requiere madurez del liderazgo para guiar sin controlar.
- A veces puede ser difícil discernir el compromiso de las personas si no hay fronteras claras.
- Exige un trabajo constante de discipulado y acompañamiento.
Este modelo refleja el corazón del Evangelio: Jesús no excluía, pero sí invitaba a cambiar. Él no trazaba líneas rígidas, pero sí mostraba un camino claro hacia el Reino.
¿Y tú, hacia dónde estás caminando?
Nuestra deseo es ser una iglesia que te inspire a acercarte a Jesús, que te acompañe en el camino, que te forme y te libere para servir. No queremos una comunidad perfecta, sino una comunidad centrada.
Si quieres sumarte a nuestra iglesia, puedes contactarnos y con gusto podemos guiarte.